El empleo moderno de la artillería requiere incorporar las tecnologías computacionales y de comunicaciones disponibles para mejorar sustancialmente la operación y eficiencia en el combate.
Las mejoras abarcan desde dotar de un entorno integrado desde el nivel Mando y Control hasta la dirección de tiro, pasando por el control de misiones de fuego.
Estas ventajas se reflejan en la integración de la unidad de artillería al teatro de operaciones, a través de una mejor coordinación del apoyo de fuego así como el aumento de la seguridad y reducción de las interferencias con fuerzas propias.
El sistema se configura a través de terminales tácticos en cada una de las posiciones: observador adelantado, central de tiro y unidades de fuego.
Estos se enlazan por medio de una red radial de datos, que proporciona un medio rápido y seguro para el intercambio de datos de las misiones de fuego.
Sensores de posición y vectorización permiten obtener los datos esenciales de georeferencia para la determinación de emplazamientos y cálculos de fuego.
Entre las múltiples ventajas operacionales que estos sistemas permiten se cuentan:
> Mayor precisión en los datos necesarios para el cálculo balístico
> Ausencia de errores y menor tiempo en la transmisión de estos datos entre las estaciones > Mayor rapidez en la obtención de soluciones de fuego
> Menor tiempo para efectuar el primer tiro, lo que permite mayor movilidad y seguridad para las unidades.
La flexibilidad de la tecnología permite montar un sistema moderno sobre cualquier plataforma, que emplee cualquier tipo de munición y usando sistemas de comunicación existente.
El tipo de artillería puede ser convencional, morteros o cohetes.
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